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7 Aproximantes y africadas

Transcripción aproximantes


La llama y la lluvia

[la ˈʝama i la ˈʝu.βja]

En lo alto de las montañas del Perú vivía una llama llamada Amalla.
[en lo ˈal.to ðe las monˈta.ɲas ðel peˈɾu βiˈβi.a ˈʝa.ma ʝaˈma.ða aˈma.ʝa]

Amalla era curiosa y alegre, y cada mañana miraba el valle con atención.
[aˈma.ʝa ˈe.ɾa kuˈɾjo.sa i aˈle.ɣɾe | i ˈka.ða maˈɲa.na miˈɾa.βa el ˈβa.ʝe kon atenˈsjon]

Un día, el cielo trajo lluvia, y las gotas bajaban rodando por las piedras.
[un ˈdi.a | el ˈsje.lo ˈtɾa.xo ˈʝu.βja | i las ˈɣo.tas βaˈxa.βan roˈðan.do poɾ las ˈpje.ðɾas]

“¡Qué día tan especial!”, pensó Amalla. “El agua y la tierra cantan juntas”.
[ke ˈdi.a tan espeˈsjal | penˈso aˈma.ʝa | el ˈa.ɣwa i la ˈtje.ra ˈkan.tan ˈxun.tas]

Mientras paseaba, Amalla vio a un niño llamado Julio que cargaba una olla de barro.
[ˈmjɛn.tɾas paˈse.a.βa | aˈma.ʝa ˈβjo a un ˈni.ɲo ʝaˈma.ðo ˈxu.ljo ke kaɾˈɣa.βa ˈu.na ˈo.ʝa ðe ˈβa.ro]

El camino estaba resbaladizo y la olla cayó rodando hasta un charco.
[el kaˈmi.no esˈta.βa rez.βa.laˈði.so i la ˈo.ʝa kaˈʝo roˈðan.do ˈas.ta un ˈʧaɾ.ko]

La llama, veloz y muy atenta, corrió y detuvo la olla con su hocico.
[la ˈʝa.ma βeˈlos i muj aˈten.ta | koˈrjo i ðeˈtu.βo la ˈo.ʝa kon su oˈsi.ko]

—¡Gracias, Amalla! —dijo Julio—. Hoy mi abuela me pidió traer agua limpia, y sin tu ayuda no habría podido.
[ˈɣɾa.sjas aˈma.ʝa | ˈdi.xo ˈxu.ljo | oj mi aˈβwe.la me piˈðjo tɾaˈeɾ ˈa.ɣwa ˈlim.pja | i sin tu aˈʝu.ða no aˈβɾi.a poˈði.ðo]

La lluvia seguía cayendo, y juntos —llama y niño— bajaron por el sendero.
[la ˈʝu.βja seˈɣi.a kaˈʝen.do | i ˈxun.tos —ˈʝa.ma i ˈni.ɲo— βaˈxa.ɾon poɾ el senˈde.ɾo]

En el valle, los vecinos los recibieron con gran alegría, porque el agua era un regalo para todos.
[en el ˈβa.ʝe los βeˈsi.nos los re.siˈβje.ɾon kon ɣɾan a.leˈɣɾi.a | ˈpoɾ.ke el ˈa.ɣwa ˈe.ɾa un reˈɣa.lo ˈpa.ɾa ˈto.ðos]

Ese día, Amalla aprendió que un pequeño gesto puede brillar muy fuerte.
[ˈe.se ˈdi.a aˈma.ʝa a.pɾenˈðjo ke un peˈke.ɲo ˈxes.to ˈpwe.ðe βɾiˈʝaɾ muj ˈfweɾ.te]

Desde entonces, cada vez que el cielo trae lluvia, los niños del pueblo recuerdan la historia de la llama que ayudó con valentía y bondad.
[ˈdes.ðe enˈton.ses ˈka.ða βes ke el ˈsje.lo ˈtɾa.e ˈʝu.βja | los ˈni.ɲos ðel ˈpwe.βlo reˈkweɾ.ðan la isˈto.ɾja ðe la ˈʝa.ma ke a.ʝuˈðo kon βa.lenˈti.a i βonˈðað]

 

 

La africada

El español tiene un fonema africado /tʃ/ que aparece en palabras como <mucho> ⭢ [mu.o], <leche> ⭢ [le.e], o <chico> ⭢ [i.ko].

Ser una africada significa que hay un sonido con dos componentes en su producción, (1) cierre + (2) fricción.
Algunas dialectos del español tienen varios alófonos de otros fonemas. Por ejemplo:
<ch> /tʃ/ ⭢       [tʃ]
<ll> /j/ ⭢       [dʒ]
<y> /j/ ⭢       [dʒ]

 

En algunos dialectos el fonema experimenta una reducción llamada desafricación, que significa que pierde el componente oclusivo y se queda solamente con la fricción.

Ejemplo:

<mucho> ⭢ /mu.tʃo/ ⭢ [mu.tʃo] ⭢ [mu.ʃo]

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